[SERIE] Merlí: SuperProfe... o no?

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Creo que cuando ves una serie o película, la magia radica en las sensaciones que traspasan la pantalla y se sientan junto a ti, susurrando a tu oído, impregnandonos de su esencia y abriendo el camino para disfrutar no como un mero espectador, sino como un testigo presencial de lo que ocurre, dejándonos compartir un poco de las emociones y conocimientos que los personajes están viviendo. La tarea de los guionistas ya trasciende la mera entretención, también tienen la posibilidad de brindar cultura, sapiencia, moral, costumbres, etc. Las series dejaron hace rato de ser mera entretención, ahora forman parte de los periodos formativos de nuestros niños, nos acompañan durante nuestro crecimiento hasta ser adultos.

Esto fue lo que pensé cuando terminé de ver Merlí, pues cuando dedicas tantas horas de tu vida al contenido audiovisual -Cine, Televisión, Youtube, Netflix, Crunchyroll, etc.- debes preguntarte si lo que ves contribuye en algo o es una mera pérdida de tiempo, bueno ésto es opinión personal, cada quien hace lo que quiere.

Antes de entrar de lleno en la serie, hablemos del tecnicismo que es importante: Merlí, una serie que figura del 2015, está disponible en su primera temporada en la plataforma digital de Netflix -con la segunda disponible en algún recóndito sitio de la web- y catalogada para mayores de 13 años. Es una producción española, hablada completamente en Catalán pero con sus debidos subtítulos y un par de doblajes al ‘Ezpañol’ e inglés, pero que, ¡ostia! no merecen la pena.

El relato cuenta la historia y gira en torno a Merlí Bergeron Calduch, un profesor de filosofía de un bachillerato español. Este tío tiene buen rollo, pero es común para los que han consumido horas de historias: Un personaje que destiñe de lo ‘normal’, profesor con métodos poco ortodoxos para enseñar pero que al final siempre se sale con la suya, se mete con cuanta mujer le gusta, etc.; por otro lado, vemos un típico curso con alumnos que van desde el más destacado, pasando por los mediocres de siempre, el que tiene problemas con todos, el popular, bla bla bla, hasta el peor y más desadaptado; este curso se queda sin profesor y ¡vualá!, llega Merlí a salvar el año. La línea general o hilo de vida del relato es bien básico, sin embargo la gracia comienza aquí.



Hablaremos del detalle de la trama, sin caer en Spoilers. Cada episodio es una bomba ideológica que está basada en el pensamiento de algún filósofo destacado en la historia, pasando por Platón, Sócrates, etc. Sin ánimos de ser una cátedra filosófica, recrean acertada y livianamente cada concepto invitando al espectador a inmiscuirse en asuntos del saber, retandonos a poner en funcionamiento la neurona.

Si usted entiende el párrafo anterior, va a disfrutar mucho ver Merlí, de lo contrario, no pierda su tiempo; me gustaría decir que la serie y en general las producciones españolas no me matan, en esta serie no destaco ninguna actuación, tampoco disfrute de su musicalización, la historia en general es común, sin embargo me gustó mucho verla y es esa paradoja la que me convenció de escribir sobre la ella.

La invitación que Merlí hace en general a sus alumnos es a que piensen, y sin ánimos de adoctrinar a nadie, estoy de acuerdo, no planeo entrar en dicho tema, sin embargo si tomamos la postura del estudiante de esta clase, es también una invitación a nosotros para que abandonemos la comodidad mental que nos tiene algo aletargados.

Una de las posturas que más me agrado, fue la buena manera en que se muestra a un profesor influyendo positivamente en sus alumnos, la aplicación adecuada de esto sería que todos tenemos la posibilidad y la capacidad de influir en nuestros pares, que lindo sería que esto fuera de forma positiva y aportemos algo a los que nos rodean.

La serie trata asuntos sociales como la homosexualidad, la inclusión social, el bullying, entre otros, todos con un desarrollo discreto y una editorial que apunta a la inclusión absoluta, insisto, para aquellos que consideran estos temas como delicados, mi interés y el tono de la serie no es el de imponer una verdad absoluta, sino más bien una sugerencia a mirar lo que hoy son problemas sociales activos y que muchas veces apoyamos o rebatimos sin una pizca de reflexión personal, sino sólo basados en la masa o la idea más popular, lo cual es nefasto y un atentado a nuestra naturaleza.

Voy a la idea del principio. Creo que para nosotros, queda la responsabilidad de reflexionar, al menos intentarlo, sobre el contenido que consumimos, es cierto que todos deseamos la cómoda entretención que nos brinda una pantalla, pero si no estamos cultivando nuestra mente por otros medios, sería sano poder hacerlo a través de lo que nos apasiona, reflexionando sobre lo que vemos y observando si existe alguna aplicación que nos haga crecer como personas, hijos, padres, trabajadores, etc.



Espero sus comentarios, acá no se cuenta la verdad, solo una de sus ópticas: la mía.

Saludos

Moikas.

Moisés

Creador

NarraMetrajes

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