"Como si los instantes no fueran más que postas que vistas desde el presente resultan ocultas, pero visualizadas desde el final adquieren significado."
Hace muy poco releí el mini-relato
"Progreso y Retroceso" de Julio Cortázar, la pregunta que me surgió fue
sobre el valor de aquello que creamos. La cuestión es muy simple, todo lo que
se crea, cuando se crea se pierde o se abandona en alguna medida. Recordé lo que Alejandra Pizarnik alguna vez escribió
sobre la relación con sus poemas “Cuando termino un poema, no lo he terminado.
En verdad lo abandono, y el poema ya no es mío o, más exactamente, el poema
existe apenas.”
¿Qué significa abandonar lo que se
crea? es simplemente dejarlo en libertad y que el mundo lo complete, lo termine,
lo transforme, y al fin al cabo (e incluso) le dé más vida (o muerte) que su mismo
creador.
En el relato de Cortázar el inventó “un
cristal que dejaba pasar las moscas” también quedó en libertad y se convirtió en
aquello que en primera instancia no era. Crear es dejar a merced de lo(s)
humano(s), y ser consciente de esto mismo no es acaso siempre ser consciente del
riesgo que se debe tener en cuenta en la creación de algo, incluido nuestras
ideas, nuestros proyectos, etc. Puesto que todo significado y sentido de
nuestros actos y creaciones se juegan más en ese futuro donde las huellas
plasmadas en el presente, son expuestas y observadas ya en un trayecto visto a
distancia. Que nuestros actos y nuestras creaciones adquieran valor, e incluso
aún tengan vida, es cuestión del tiempo en el que lo podremos mirar, de la
distancia en la que nos coloquemos respecto a ellas.