Watanabe de 37 años, está a punto de aterrizar en Hamburgo, pero una canción de The Beatles comienza a sonar en los parlantes, es la vieja Norwegian Wood, esta canción le provoca una nostalgia tremenda, que desencadena en una melancólica historia 18 años antes. Una historia de tres amigos: Naoko y Kizuki eran novios, se conocían desde muy pequeños, pero este último se suicida, Naoko cae en una depresión tremenda y Watanabe el mejor amigo de Kizuki, intenta rescatarla desde lo más oscuro de sus pensamientos.
Uno de los puntos fuertes del libro, son la gran cantidad de personajes que se presentan a lo largo de toda la historia, cada uno de ellos arman al protagonista, lo forjan, como nosotros nos formamos por medio de la interacción con otros. Ninguno de ellos sobra, y a pesar de que, Watanabe en algún punto los odie, termina extrañándolos al igual que nosotros a ellos. Muchos de ellos nos harán reír como Tropa de Asalto, otros nos harán cuestionarnos algún tema planteado, otros nos harán equilibrarnos.
Otro punto a favor de este libro es la banda sonora, lo que nos llena de una musicalidad tremenda, integrando canciones de los más variados estilos, para que, junto con los lectores, vayamos construyendo cada momento de la historia y también empaticemos cada vez más con la nostalgia que vive el protagonista. Claramente la próxima vez que escuche la canción Norwegian Wood, recordaré este libro.
En el desenlace de la historia, en las páginas finales, existe una conversación entre los protagonistas, una conversación con tabaco, vino y guitarra. Las canciones que tocan mientras conversan las puse de fondo mientras leía, y puedo decir que son demasiado acertadas para aquel momento, lo cual logró involucrarme mucho más con la lectura.
Tokio Blues es una novela sobre la juventud, el tiempo perdido, el amor, la muerte, el duelo, la soledad, el desconsuelo, la desesperanza y junto con todo lo anterior, además... todo lo contrario.
Título: Tokio Blues (Norwegian Wood)
Autor: Haruki Murakami
Editorial: Tusquets
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