Muchas veces se pregunta ¿Por qué la necesidad
de la lectura? He creído hace mucho que la pregunta debe ser otra ¿Por qué
necesitamos aquello que nos entrega la lectura? Y esto, precisamente porque
toda lectura, para mí, no es lectura de la nada, sin adjetivos, sin predicados,
etc. La lectura es siempre de algo, desde la lectura de tratados de “cómo
mejorar el mundo” hasta la lectura de un poema que “nos hace intimar con
nuestro mundo”. El leer no es leer por leer y el gusto por su ejercicio, no es
por el solo gusto de hacerlo. Leer gusta porque en ello encontramos aquello que
no se nos presenta a simple vista o si se nos presenta directamente, ocupamos la
lectura para embellecerlo y representarlo en un poema, o simplemente narrarlo
en una historia.
El mundo concretamente necesita de la lectura
para entenderse (a sí mismo) de mejor manera. También debe descifrarse o hacerse más
preguntas y así tender las distancias necesarias para que siga seduciendo, y si
no, porque la distancia ya esta propuesta, construir puentes y acercarnos a eso,
a aquello, e incluso a lo que es nuestro, pero aún no lo sabemos. ¡Repito! La
lectura No es a secas, siempre hay un nudo anterior que desatar, un deseo por
comprender, un afán de imaginar, una pasión para desatar…
La lectura es necesaria como el respirar, porque
al mundo lo hemos construido en palabras. Todo sentido, todo lo que vemos, todo
lo que afecta, se nos presenta con lenguaje, de ahí la necesidad de leerlo. La
lectura no es a secas, porque al fin al cabo nosotros tampoco lo somos, pues
somos nosotros y lo que nos rodea, el mundo, la sociedad, la incógnita, sus
ojos, un rostro, la naturaleza, incluso el vacío. Por último, aunque obviamente
difícilmente lo sea, el leer no es en parte algo que se decida, cuando ya la
lectura es casi simplemente como un respirar constante de palabras.
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